La lógica situacional es la formulación de la lógica matemática que sustenta la semántica situacional desarrollada por Barwise y Perry (1983). Keith Devlin (1991) dota a la teoría de situaciones del aparato matemático necesario para poder tratarla desde una perspectiva propia, sólida y matemáticamente coherente, construyendo para ello un aparato lógico partiendo de las premisas de la semántica situacional.
La ontología básica de la teoría de situaciones la forman aquellas entidades que un agente cognitivo, con sus limitaciones, es capaz de individualizar y/o discriminar en una determinada situación. Entre los objetos, también conocidos como uniformidades (o regularidades) en la ontología situacional encontramos individuos, relaciones, localizaciones espaciales, localizaciones temporales, situaciones, tipos y parámetros.
El marco de trabajo relativo al agente que recoge la ontología situacional se denomina “esquema de individualización” (apropiado para el estudio del flujo de información de un agente). La información debe ser siempre información referente a una determinada situación, y se recoge en forma de ítems discretos conocidos como “infones”. Los infones son elementos de la forma:
en los cuales R es la relación que se establece entre n objetos (a1,…, an) y el elemento final denominado “polaridad” P, que marca la veracidad P=1 o falsedad P=0 de la relación R.
En términos de la teoría de situaciones, los infones son objetos semánticos dentro de la teoría matemática, no son frases en algún lenguaje que requieren una interpretación. Los infones son las unidades mínimas de información.
Los infones pueden hacer referencia a más de una relación atendiendo a operaciones de conjunción y disyunción. Estos infones se denominan infones compuestos, como el que obtenemos de representar el infón que caracteriza el grito de la palabra fuego.
Los infones a su vez pueden contener parámetros con en el ejemplo anterior lo son
y
, en este caso de tipo espacial y temporal respectivamente. Los parámetros indican elementos que no resultan informacionales hasta ser anclados* a una situación concreta.
Dada una situación s y un infón σ escribimos:
s╞ σ
para indicar que el infón σ es un “hecho factual” para la situación s. Expresado en otras palabras, podemos decir que un infón σ es un ítem de información verdadero de la situación s. Así pues, desde la perspectiva situacional la información es tratada como mercancía. Una mercancía que, además, no debe representar siempre un valor “cierto”, pues para cada infón existe su dual negativo que puede entenderse como su opuesto informacional y los dos no pueden ser “ciertos”.
Las situaciones que comparten características comunes se agrupan en tipos, dando lugar a entidades de orden superior denominadas situaciones tipo. Este es un concepto abstracto que recoge elementos con características comunes y siempre es relativo al agente.
Dentro de la teoría de situaciones, las restricciones son vínculos abstractos entre tipos de situaciones. Pueden ser de diversos tipos: leyes naturales, convenciones, relaciones lógicas, reglas lingüísticas, empíricas, o de cualquier otro tipo. Su papel en la cadena de la información está bien recogido por la palabra “significado” (Israel y Perry 1990).
Las restricciones entre dos situaciones tipo T y T’ indican que un elemento del tipo t, aportará información de un elemento del tipo t’ dentro de los términos determinados por la situación que los englobe. De esta manera, para ir adquiriendo información significativa, deberán ir estableciéndose restricciones entre cualesquiera dos situaciones tipo.